EGUZKI URTEAGA – PROFESOR DE SOCIOLOGÍA UPV-EHU

La primera vuelta de las elecciones municipales en el País Vasco norte y en el conjunto de Francia ha dado lugar a resultados relevantes que conviene mencionar y analizar. Podemos resumirlos de la siguiente forma: 1- incremento de la abstención; 2- fuerte auge del nacionalismo vasco en general y de la izquierda abertzale en particular, sobre todo en el sur e interior de la provincia de Lapurdi; 3- ligero aumento del voto a favor del centro-derecha, y 4- voto de castigo contra el Partido Socialista francés, aunque progrese en Baiona y Hendaia.

En primer lugar, como en el Hexágono, el País Vasco norte se ha visto afectado por la abstención. En efecto, la participación electoral ha sido inferior a la de las elecciones municipales de 2008, sabiendo que el retroceso de la participación es una constante desde 1983, cuando el socialista François Mitterrand, por aquel entonces presidente de la República, decidió emprender el «giro del rigor». Desde ese momento, se observa una desafección de las clases populares y desfavorecidas que desconfían de los partidos de gobierno y de la aptitud de la democracia representativa a resolver sus problemas diarios tales como el desempleo, la precariedad, la bajada del poder adquisitivo, el acceso a la vivienda o la delincuencia. En ese sentido, la abstención se explica, en gran medida, por una fractura sociológica que no ha empezado con la crisis económica de 2008.

En segundo lugar, estas elecciones han dado lugar a un fuerte auge del nacionalismo vasco en general y de la izquierda abertzale en particular, la cual había preparado minuciosamente este escrutinio al ser el más favorable a sus ideas e intereses. De hecho, además de cosechar buenos resultados en varios municipios de Baja Navarra y Zuberoa, ha obtenido muy buenos resultados en municipios situados en Lapurdi, especialmente en el sur y el interior del mismo. Así, consigue las alcaldías de Hiriburu, Baigorri y Lehuntze desde la primera vuelta; es la primera fuerza en Arbona (41,35%) y Uztaritze (37,94%); supera el 30% de los votos en Biriatu (47,69%), Ahetze (39,34%), Basusarri (36,28%) y Donibane Garazi (33,30%); sobrepasa el 20% en ayuntamientos como Zuraide (29,34%), Kanbo (27,70%), Arrangoitze (26,26%), Donibane Lohizune (25,84%), Urruña (25,64%), Sara (24,37%), Hazparne (23,62%), Ziburu (21,09%) e Itsasu (20,27%). Estos datos significan que, además de ser una fuerza relevante de cara a la segunda vuelta, ya que jugará un papel de árbitro, el nacionalismo vasco se está convirtiendo en una alternativa creíble a la izquierda y al centro-derecha estatal.

En tercer lugar, la izquierda conoce un retroceso, a pesar de la progresión del voto a favor de los candidatos socialistas en Bayona (29,98%) y Hendaya (36,51%). No en vano, retrocede en Angelu y Bokale, y los resultados cosechados en varios municipios no se ajustan a las expectativas generadas durante la campaña electoral, a la imagen de Henri Etcheto (PS) que los sondeos de opinión acreditaban del 41% de los sufragios. Estos resultados resultan tanto del desgaste que genera la gestión municipal, especialmente en el caso de Espilondo (Angelu), como de la pésima imagen de la que goza el presidente François Hollande. De hecho, el descontento de la población en general y de los votantes socialistas en particular hacia su gestión, sinónimo de «socialismo de la oferta» más afín a la socialdemocracia europea que al socialismo histórico, ha llevado a parte de su electorado, que oscila entre el 8 y el 10%, a quedarse en casa.

En cuarto lugar, el centro-derecha conoce un ligero ascenso que le permite hacerse desde la primera vuelta con ciertos municipios como Getaria y Mugerre (100%), Hazparne (76,38%), Kanbo (72,30%), Bidarte (67,56%), Basusarri (63,72%), Urketa (60,17%), Donibane Lohizune (54,88%) e Itsasu (52,46%). Asimismo, está en posición óptima de cara a la segunda vuelta en Donapaleu (49,84%), Arrangoitze (49,62%), Ahetze (48%), Angelu (44,60%), Ziburu (43,69%), Baiona, Biarritz y Urruña. Esta vez, al no ostentar la presidencia del Gobierno francés y la mayoría parlamentaria, tanto en la Asamblea nacional como en el Senado, el centro-derecha local no ha padecido el desgaste que supone la gestión de los asuntos estatales. No en vano, no nos encontramos ante una «oleada azul» que pronosticaban algunos institutos de sondeos. Los escándalos y casos de corrupción que han afectado al UMP y a sus principales líderes durante las últimas semanas de la campaña electoral han creado una desafección en parte de su electorado.

Viene ahora el momento de las negociaciones entre las diferentes listas para llegar a acuerdos, tanto en cuanto a personas como a programas, que permitan obtener mayorías suficientes para gobernar.