Al respecto, es importante recordar el caso Silverthorne Lumber Company, es decir, al tratar este tema debemos hablar de la jurisprudencia establecida en Estados Unidos en la década de 1920.
Ese caso terminó con una multa de doscientos cincuenta dólares y una pena de prisión menor. La Corte Suprema del país estableció por primera vez que las pruebas contra un sospechoso no pueden obtenerse de ninguna manera, como por ejemplo violando los derechos fundamentales de un individuo.
“¿Y qué tiene que ver esta doctrina, establecida hace casi un siglo, con la práctica sistemática de la tortura en el País Vasco?”, se preguntarán ustedes.
“¿Esto nos dará una clase de derecho?”, te preguntarás. No, no te preocupes. La cuestión es sencilla: esta doctrina se aplica también en el Reino de España desde 1984, tras sentencia del Tribunal Constitucional.
Es evidente que la mayoría de las sentencias dictadas en los tribunales españoles contra militantes vascos se basan en autoincriminaciones obtenidas mediante torturas en comisarías, y al mismo tiempo, los jueces han invisibilizado estas torturas a lo largo de los años, con la indispensable ayuda de políticos y medios de comunicación.
Miles de años de prisión y decenas de miles de torturas (aunque las investigaciones del Gobierno Vasco y del Gobierno de Navarra ya nos hablan de 5.000 casos, al menos por mi experiencia, estoy seguro de que serán más del doble) han dado lugar a condenas sin pruebas, que deberían ser revisadas en interés de la justicia.
En el caso de Iratxe, como vemos, esto no se ha hecho hasta ahora en el Estado español, al menos si hay vascos implicados. Por tanto, una terrible realidad oculta, conscientemente silenciada, debe salir a la luz para el bien de toda la sociedad, para profundizar la memoria democrática y para reparar a miles de víctimas.
Es por ello que algunas de estas personas torturadas (cientos, probablemente) se concentrarán en Donostia el sábado 15 en torno a la idea de intentar resolver lo máximo posible esta cuestión para que lo que le ocurrió a Iratxe no vuelva a ocurrir. Porque es una deuda que hay que saldar.
en Naiz