Posted: 19th mayo 2011 by Euskaria in Sin categoría
La experiencia de los acampados en la Puerta del Sol de la capital del Reino bien podría ser una bocanada de aire fresco para el sistema político. Buena falta hace. Los ciudadanos están hastiados de una casta de hombres y mujeres que no parecen solucionar sus problemas. Primavera en Madrid. Sólo el tiempo dirá si movimientos como Democracia real Ya son flor de un día o están llamados a perdurar.La decadencia de la res publica es más que evidente en el Estado español. Y eran muchos los que se preguntaban por qué las gentes no se echaban a la calle en la Piel de Toro del mismo modo en que lo hacían en Egipto, sin ir más lejos. No son estados que se puedan comparar, pero de lo que estoy seguro es que, en origen, la lacra contra la que las hordas protestan es la misma: la decadencia de los sistemas “democráticos”.
Las movilizaciones no están siendo tan importantes en Euskal Herria. No seré yo quien proponga alguna que otra hipótesis que lo explique. Sencillamente, considero que todo lo que contribuya a una refundación de la clase política será positivo. Y no creo que los vascos nos libremos de la decadencia del sistema jurídico-político que cada cuatro años nos llama a introducir nuestro voto en una urna.
Cuando hace más de treinta años los vascos fueron llamados a votar por primera vez, la ilusión se palpaba. Hoy, sin embargo, el desánimo cunde por doquier. Sin embargo, las diferencias respecto a España son notorias. Quizá no sea tan extraño encontrar a menos concentrados en la Plaza del Teatro Arriaga que en la madrileña Puerta del Sol. Puestos a buscar una hipótesis y con harto riesgo de meter la pata, pienso en la cuestión nacional. Definitivamente, los vascos tienen una cuenta pendiente con España y Francia, y es eso mismo lo que les lleva a guardar una mínima esperanza. Se agarran a la política partidista con mayor ahínco porque hay mucho en juego: que Euskal Herria recupere su soberanía o que siga perteneciendo sometida a España.
Se trata de una titánica guerra que no se libra en Madrid precisamente (es decir, en España); ya que, por más que haya quien quiera ver mayores esfuerzos contra el abertzalismo en socialistas que en populares o viceversa, en el fondo, lo más parecido a un español de izquierdas es un español de derechas.
Pero me quedo con lo importante: aquí y allá, la clase política puede convertirse en un gran problema. Si las multitudes acampadas en las plazas de nuestras ciudades logran sacudir conciencias, algo habremos ganado. Aquí y en Madrid. Udaberria ongi etorria izan dadila.
Raúl Arkaia, miembro de la Fundación Euskaria